Confianza radical en Dios
La confianza en Dios es algo totalmente diferente a la confianza en sí mismo. Los creyentes en Dios no debemos poner nuestra confianza en nada, ni nadie que no sea en nuestro señor Jesucristo.
Dios se opone a nuestra actitud independentista. Él nos creó para que aprendamos a depender totalmente de Él. Nosotros somos más que vencedores pero sólo en Cristo. Fuera de Él nada somos; y nada podemos hacer. Nuestros triunfos y victorias están centrados en Jesucristo; El solo es nuestro ayudador.
Cuando tratamos de hacer algo y no logramos los resultados deseados, cuando alguien nos critica, cuando nos faltan los recursos financieros aún para lograr las cosas que a diario necesitamos y cuando nuestras relaciones interpersonales se vean afectadas nuestra actitud debe ser la misma; tenemos que central nuestra confianza en Jesús.
Cuantas veces dejamos que las preocupaciones nos angustien hasta el extremo de quitarnos el sueño y de ese modo el enemigo de nuestra almas logra mantenernos con el pensamiento centrado en nosotros mismo y no en el Señor.
Si quieres saber si eres más que vencedor tienes que haber sido entrenado en batallas no puede ser vencedor si no has pasado por las filas de una batalla. Nosotros creemos que por ser hijo de Dios no tenemos que pasar por ninguna situación difícil todo lo queremos sin ningún tipo de sacrificio, como caído del cielo.
¿De ser así como será forjado nuestro carácter? ¿Si no tuviéramos que esperar como lograremos tener paciencia? ¿Dónde está nuestra confianza? ¿Dónde está la Fe? ¿Dónde la confianza?
Para llegar al final de la Carrera y poder ser recipientes de las promesas de Dios para nuestras vidas tenemos que dar muchos pasos de Fe. Dar pasos hacia lo desconocido hacer cosas que nunca antes hemos realizado. Recuerde que Fe es dar pasos hacia lo desconocido pero confiando en nuestro Señor Jesucristo no en nuestra prudencia humana.
Muchas personas llenas de miedo nunca se lanzan a emprender algo nuevo y terminan sus días amargados y frustrados porque no se alinean a la voluntad de Dios para llegar a ser lo que Dios quiere que sean. Otros quieren lograr mucho pero en sus propias fuerzas por eso vemos tantos fracasos y vidas derrotadas; porque separados de Dios nada podemos hacer.
Enviarle una oración agitada a Dios para que nos saque de un problema en el cual nos hemos envuelto sin antes buscar su rostro y movernos según su santa voluntad no nos dará ninguna seguridad de que Dios está comprometido a resolver nuestro problema aunque nuestro Dios es tan bueno y misericordioso que a pesar de nuestra falta de sometimiento a él, hace muchas cosas a favor nuestro a pesar de que no lo merecemos.
Cuando tenemos confianza en Dios y somos obedientes a su voz muchas veces esto nos va a costar grandes sacrificios pero al final veremos el fruto. Abram cuando Dios le pidió que dejara su casa y su parentela, este llamado sin duda le costó mucho, pero fue obediente y todos sabemos cual fue el resultado de su obediencia.
Cuando pensamos en sacrificio siempre debemos recordar que lo que sembramos como una simple semilla Dios lo usa para producir una cosecha abundante. Cuando seas llamado para hacer algo para el reino de los cielos no lo visualices como un sacrificio sino como un alto privilegio. Jesús sacrificó su propia vida por nosotros y nosotros como sus seguidores debemos imitar sus pasos.
El Señor permita que vivamos cada día más gozosos por el privilegio que tenemos de ser llamados hijos del Dios Altísimo.
Autor: Carmen Ray-Calvo